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Como profesional, tu trabajo es un acto de servicio que a menudo requiere que vivas en tu cabeza. Acumulas conocimientos, analizas casos y aplicas técnicas con la precisión de un científico. Aunque…¿con qué frecuencia dejas de lado la información para conectar con la sabiduría que reside en tu cuerpo?

La limitación del conocimiento intelectual

En el mundo del acompañamiento, el conocimiento es poder, pero también puede ser una limitación. Cuando basas tu práctica únicamente en el saber intelectual, corres el riesgo de caer en un ciclo de análisis constante, buscando la respuesta perfecta en un libro o en una metodología, esto puede llevar a una desconexión de tu propia intuición y de las sutiles señales que te ofrece tu cliente.

La verdad es que el cambio más profundo no ocurre en la mente, sino en el cuerpo. El trauma, los miedos y las creencias limitantes no son solo ideas; son patrones neuronales y respuestas fisiológicas que están grabadas en nuestro sistema nervioso. Intentar resolverlos solo con la lógica es como tratar de vaciar el océano con un balde.

Del saber al sentir

Aquí es donde se produce el gran cambio: pasar del saber al sentir. Se trata de una forma de aprendizaje que va más allá de lo cognitivo y se integra a nivel somático. No es un concepto abstracto, es un estado de coherencia entre tu mente, tu cuerpo y tus emociones.

Cuando aprendes a sentir, a escuchar las señales de tu propio cuerpo y a sintonizarte con la energía de tu cliente, tu práctica se transforma, tu intuición se convierte en una herramienta tan poderosa como tu conocimiento, liberándote de la necesidad de tener todas las respuestas, convirtiéndote en un canal para el proceso del otro.

La ciencia lo demuestra, estudios de neurociencia, como los realizados por el HeartMath Institute, demuestran que la coherencia entre el corazón y el cerebro influye directamente en nuestra capacidad de toma de decisiones, nuestra resiliencia y nuestra conexión con los demás. Un profesional que opera en este estado de coherencia puede crear un campo de seguridad que facilita la sanación y el autodescubrimiento del cliente de una forma mucho más profunda.

La práctica en Aura: Sentir para acompañar

En las formaciones Aura, te invitamos a dejar la cabeza en la puerta y a sumergirte en la experiencia. A través del trabajo con nuestros co-facilitadores equinos, aprendes a:

Escuchar la sabiduría de tu cuerpo: Los caballos, con su aguda percepción, te mostrarán la incoherencia entre lo que piensas y lo que sientes, obligándote a unificar tu ser.

Integrar el conocimiento: Los conceptos de la PNL, el Eneagrama y la Coherencia Cardíaca dejan de ser teoría para convertirse en una parte inherente de tu ser.

Acompañar desde la intuición: Tu práctica se vuelve más fluida, más auténtica y poderosa, porque dejas de buscar respuestas para simplemente estar presente.

Pasar del saber al sentir no es una opción; es el camino hacia la maestría.

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